El suelo gredoso de la ruta hizo que con el agua, se volviera muy patinosos, y cuasi arcilloso se empezó a pegar a las bicicletas, poniéndolas en peligro de roturas.
Al llegar al Paraje San Carlos, a unos 45 km de Bahía Blanca, subimos las bicicletas a camionetas que nos trajeron de vuelta a Bahía Blanca sin más problemas que barro metido en los mecanismos.
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